Meto mi memoria en el tiempo y los años escurren como agua entre los dedos.
Cada gota un recuerdo, algo que en su momento tuvo la importancia de ser vivido.
La memoria, como el agua, se evapora lentamente, pero deja su huella en las informes manchas que dejaron su impronta de recuerdos.
No puedo creer que haya vivido todo lo que recuerdo, es mucho y a la vez insuficiente.
Fue una vida como la de la mayoría, en mi caso, nada de ser tan importante.
No hice nada, pero mi vida no ha sido monótona, nunca he tenido tiempo para aburrirme, no conozco el tedio, pero sí la melancolía en la intimidad de mi cuarto.
Fui dejando mi vida hecha jirones entre los espinos de esos caminos que yo escogí.
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