miércoles, 17 de enero de 2018

"Las veredas quitarán..." X 17-I-18 Luis Azpe Pico.

Los viejos tenemos prohibido hablar de amor ante los jóvenes para evitar sus miradas burlonas.
Los comprendo, cuando tuve su edad también pensé que los viejos ya no amaban, que sólo veían pasar la vida esperando el final. ¡Qué equivocado estaba!
 Tan equivocado como están los jóvenes. No saben que porque el volcán no hace erupción, no por eso está apagado; en su entraña bulle la roca derretida por el intenso calor que todavía genera.
El amor de los viejos no tiene la impetuosidad de la tormenta, sino la caricia de suave lluvia en una tarde de verano o el calor del hogar en el invierno.
Los viejos debemos ser discretos, por eso sólo sonreímos ante las miradas de los jóvenes sin que ellos sepan que "cuando ellos vano, nosotros ya venimos de regreso"
El amor es como la fruta, cuando aún no madura es un tanto amarga, ácida, pero cuando madura, cuando está en plenitud, su néctar es más dulce y la mordida más suave, no daña, saatisface.
Ven, dame tu mano. Dejemos a los jóvenes con su burla y aquí, a  solas, démonos el cálido beso del reencuentro, ese beso que encierra toda la ternura y sinceridad que nos da la edad.


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