Postrimerías.

El sol reverbera y la cigarra canta,
la noche despierta con el violín del grillo,
la luna se arrulla con el ulular del búho
y yo vuelo tratando de alcanzar la estrella.
Sólo yo fracaso, mi intento es vano.
Qué hermoso ser lo que se debe ser,
envidio  la cigarra,
al grillo,
al búho.

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El sol bosteza recostándose en el horizonte,
se despereza estirando sus brazos de fuego
matizando el cielo con oro, naranja y magenta.
La noche despierta y tiende su manto
para ofrecer su mercancía de luceros.
Yo me tiendo de espaldas y admiro con asombro
el maravilloso espectáculo cotidiano.
 ¡Cuánta belleza se nos entrega!
y con los años desaparecen y la carga se aliviana
y el alma se reconforta y se llena de entusiasmo
parra iniciar de nuevo, con alegría,
cuando llegue la mañaana.